jueves, 15 de enero de 2009

LA VOZ QUE NO DEBE APAGARSE

No sé si alguien habrá titulado, refiriéndose el problema que afecta a La Voz de Asturias, algún comentario como el que encabezo este artículo. Da lo mismo. Si coincide, es que somos más los que opinamos igual y si no, pues bien vaya ahora que la voz de La Voz de Asturias no debe apagarse. Debe seguir sonando, hablando, contando, diciendo cosas de Asturias, donde, por haberla vendido sus políticos y sus empresarios, está cada vez más hundida. Como ejemplo sirve la propia Voz de Asturias, que está en manos catalanas, igual que los otros dos periódicos existentes están en manos de otras regiones.Y lo mismo la banca, que no hay una sola entidad de ahorro y crédito que sea de Asturias.Todas han sido adquiridas por capitales foráneos.

Y como estas cosas otras; Asturias está mermada de facultades. Su gran patrimonio de hace años ha ido desapareciendo más o menos lentamente. Sus veneros se agotaron en manos de otras regiones y ahora, agotados, se ven, vuelven la espalda ala región y si te vi no me cuerdo. Y sus políticos ¿qué?. ¿Cabe esperar algo de ellos,algunos de los cuales son simples aprovechados de la situación que, como mucho, sólo confirman su valía asintiendo propuestas ajenas o de superiores?

Visto uno y otro, y visto el cariz presente y futuro de Asturias, el caso del periódico fundado por lo Tartiere, La Voz de Asturias, ni es nuevo ni es ni será único. Habrá más casos de cierre o, por lo menos, de propuestas de clausura por parte de empresas foráneas establecidas aquí. Este declive empresarial, industrial, periodístico, político, minero, marinero, ganadero, lechero, maderero, metalúrgico e ideológico e incluso racial, se viene acusando paulatinamente...Y siendo así, ¿que esperanzas cabe tener? ¿En quién cabe confiar? ¿Qué futuro puede venir?..

Ignoramos cual ha de ser la suerte de nuestra región, pero cabe augurar poco bueno.

Y, ante todo lo que pasa, y ante todo lo que ocurre, ya no vale recurrir a la estirpe minera, que ya hasta ésta se ha difuminado en el aire. Y renacer de las cenizas solidarias de los asturianos tampoco creo que se dé ya nunca. De modo que, para acabar de mejorar las cuentas, lo menor que haríamos los asturianos sería deponer ese grandonismo de que hacemos gala y de lo fatuo que resulta e inútil a la hora de valorar la realidad y el pragmatismo de los asturianos con relación a españoles de otras regiones. Que nos dan vuelta y raya y, queramos o no, nos comen las sopas en donde quiera que sea y donde quiere que estemos.

¿Volverá mi tocayo Pelayo a luchar contra los invasores? ¿Volveremos los asturianos a sentirnos adelantados en toda clase de reivindicaciones? ¿Volverá Asturias a ser alguna vez íntegra en si misma, como otrora ha sido...?
Y La Voz de Asturias dejará de vivir en vilo, pendiente de un hilo y del capricho de las voluntades de otras regiones? ¿Volveremos a ser los asturianos asturianos respetados...?

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